26 de julio de 2006

Una parte importante de mi vida

Todos me lo preguntan:
- ¿y tú este año qué, al Pino Montano otra vez?.
Mi respuesta siempre es la misma:
-Pino Montano forever.
La gente no lo entiende y yo no sabría explicarlo. Hay cosas que no pueden ser explicadas con las palabras (al menos con las del diccionario que yo conozco) y el Pino Montano es una de ellas. Somos un club diferente, muy diferente, con más problemas que otra cosa y quizás ahí esté la clave, ¿quién sabe?.
He llorado, he reído, me he cabreado, me he reconciliado, me he equivocado, me han corregido; y sobretodo he sentido. He sentido unos colores, he sentido un vestuario, he sentido, y valga la redundancia, un sentimiento que solo el fútbol me ha reportado. Jugar en el Pino Montano es algo más que jugar al fútbol. Es algo más que ir a entrenar tres veces por semana para jugar los domingos. Es mucho más que ganar, perder o empatar. Jugar en el Pino Montano es formar parte de una familia, es crecer como persona rodeado de los mejores compañeros posibles.
Este año pasamos por problemas de índole social y económica pero haremos la mejor campaña de la historia del club, porque mi Pino Montano es así. Cuando la rampa más se empina, cuando las condiciones externas parecen insuperables, cuando más solos nos encontramos, sacamos fuerza de flaqueza y damos el Do de pecho. Así somos.
Tú no lo entenderías. Ni siquiera lo intentes. Para ello deberías compartir vestuario con nosotros. Deberías ver nuestras caras desencajadas en cada entrenamiento del frío diciembre o del lluvioso octubre, deberías ver cómo nos apoyamos cuando las cosas no salen del todo bien, deberías verlo para poder empezar a sentirlo.
Y si todo esto es tan solo por jugar en el Pino Montano, imagínate qué puede llegar a sentirse cuando encima capitaneas el barco, cuando encima te sientes importante.
A mi "familia"
Pinoloco forever
26 julio 2006

19 de julio de 2006

La pescadilla que se muerde la cola

¿Y si nos pusiéramos en el lugar del otro? Y si antes de actuar nos pararamos a pensar: ¿qué hubiera hecho yo en su lugar?

Hace tiempo que me ronda esta idea por mi cabeza y tras la lectura de "Aprender a convivir" de Jose A. Marina este pensamiento se ha reavivado. Cada vez con más fuerza creo que ahí puede estar una de las claves para mejorar la convivencia. Usamos siempre diferentes raseros para medir. Si lo hago yo, tengo diez mil excusas, cada una mejor y más válida para quitarme la responsabilidad del acto y culpar, preferentemente, a algo fuera de mi control. Sin embargo, si lo hace otro ya no somos tan piadosos. Ya no vale la compasión. Se merece un buen castigo. Y es que estamos educados para ver antes la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio... y así nos va.


La empatía o capacidad para ponernos en el lugar de otra/s persona/s e intentar sentirnos como ellos se sentirían en un momento dado no es una capacidad innata en el ser humano. No nacemos sabiendo y mucho menos nacemos siendo empáticos. Es una capacidad que debe ser enseñada tanto o más que aprender las capitales de Europa o la tabla periódica de los elementos.


Tenemos, a mi parecer, la nefasta costumbre de no educar los sentimientos de la personas y creamos familias en las que conviven perfectos desconocidos. Hablar abiertamente de los sentimientos de uno en una situación concreta o saber escuchar cuando otra persona tiene la necesidad de ser escuchada deberían formar parte del manual para la buena convivencia, pero no estamos educados para tal fin.


Nuestra sociedad, nuestro modelo educacional (familia, escuela y demás agentes) crea seres competitivos, desconfiados, individualistas porque el día de mañana estas cualidades le serán muy válidas para desenvolverse en la sociedad que les toque vivir. Y al final estamos ante la pescadilla que se muerde la cola: una sociedad que crea estos individuos y unos individuos que crean esta sociedad.


Hoy, el todo es también la suma de las parte. ¡Cuántas cosas nos estamos perdiendo!

Reflexiones tras leer
"Aprender a convivir" de Jose A. Marina
(Hay libros que deberían ser obligatorios)
19 julio 2006

11 de julio de 2006

Simplemente gracias

Por fin llegamos. Ya estamos donde queríamos. A nuestra espalda el pasado. Nos giramos y lo observamos añorando ciertos momentos, echando de menos a muchas personas. Ella mira de nuevo, yo hago mi última foto mental y nos despedimos de todos ellos con la promesa de que mañana nos volveremos a ver. No queremos olvidar. Volvemos a nuestra posición inicial. Nos apretamos fuerte de la mano, una cosa clara: hacia donde sea pero juntos. Al frente está nuestro futuro. Se ve a mucha gente, a demasiada quizás, a muchos todavía no los conocemos. Estamos confusos. Seguimos buscando, no sé qué ni quién, pero buscamos. Quizás una cara amiga, quizás a la familia. Avanzo temeroso, inseguro. Tiro de ella. Solo hay un camino. De repente, escucho una voz lejana. Nos paramos. Cada vez la sentimos más cerca. Nos llama. Viene del pasado pero no nos hace falta volvernos. Sabemos que sois ustedes. Ahora sí. Ahora caminamos con paso decidido. Ahora sabemos que nuestra senda es la correcta. No nos hace falta miraros, solo notar vuestra presencia...

A Jose y Margari
Gracias por enseñarnos a
comprender la palabra amistad
11 julio 2006

7 de julio de 2006

Desde el Edén

"¿Tú qué, de vacaciones hasta septiembre no? ¡joé ío qué suerte! ¡¡Tres meses en verano, la semana santa, la feria, to los puentes, de lunes a viernes de nueve a dos... no tenéis cara ni ná!!"

Y entonces me pregunto yo: ¿tú eres tonto?. Si tan claro lo estás viendo ¿por qué no eres maestro?. No es tan difícil de verdad. Solo tienes que sacarte el BUP, luego el COU, ir a la Universidad y aprobar la carrera de maestro, estudiar en el mejor de los casos durante unos ocho meses a razón de 10 horas diarias con la incertidumbre de saber si tendrá o no recompensa tu trabajo, presentarte a unas oposiciones donde unas 5000 personas competirán por unos 400 puestos, aprobarlas con plaza y dedicarte a tocarte los huevos el resto de tu vida. Eso sí a lo mejor durante un cierto tiempo te los tienes que tocar en Algámitas a 113 km de tu casa, pero eso es algo menor. Bueno, pero a lo mejor no eres maestro porque no te gustaría aguantar a 20 ó 25 niños durante 5 horas al día (entonces no seré yo tan afortunado que sí tengo que aguantarlos); o a lo mejor no lo eres porque no te gusta estudiar (entonces el afortunado eres tú que mientras yo hacía cola a las 08:00h los sábados en la biblioteca pública, tu esperabas un taxi que te llevara directo al sobre tras una noche de lujuria, desenfreno y frenesí), o quizás preferías tener dinerito en el bolsillo, comprarte tu moto y tus prendas de marca mientras que a otros se nos caía la cara de vergúenza cuando con "to" nuestros pelos en lo huevos extendíamos la palma de la mano para recibir la paga de mamá (te aseguro que ahí no me tenías nada de envidia)...

Ahora sí vivo de puta madre. Trabajo en lo que me gusta, incluso me apasiona, y todo lo que tengo o he dejado de tener me lo he ganado solito con mi esfuerzo diario. Y esto mismo que yo disfruto lo disfruta mucha otra gente que como yo recogen los frutos de lo sembrado durante años. Para otros, aquellos polvos trajeron estos lodos...

Por cierto, ¿sabes que las puertas de la Escuela de Magisterio siguen abiertas?. Desde aquí os ánimos a acompañarme en el paraíso. A lo mejor una vez dentro no os gusta tanto... ¿quién sabe? A lo mejor una vez dentro no os gusta pertenecer a un gremio que se va desprestigiando por momentos; a lo mejor una vez dentro no os gusta pertenecer a un gremio en el que es casi imposible poder hacer carrera o ascender de puesto; a lo mejor una vez dentro no os gusta pertencer a un gremio en el que hay que sufrir, cada vez más, vejaciones por parte de niñatos defendidos y apoyados por su familia; o a lo mejor no os gusta pertenecer a un gremio en el que cualquier niño cuando habla en tu contra sentencia mientras tú tienes que validar tus palabras con pruebas feacientes y demostrar todo lo que dices. Pero eso es solo a lo mejor, porque a lo mejor sí os gusta... ¿no?

A todos los maestros vocacionales
¡Cómo me gusta ser maestro-escuela!
07 julio 07

4 de julio de 2006

Reflexiones de un neófito

Sentarme ante el teclado siempre fue para mí una buena práctica. ¿Qué les pasa a los chavales de la ESO? ¿Hacia dónde van? o mejor dicho ¿hacia dónde quieren ir?

Es sabido por todos, más aún si trabajas rodeado de adolescentes, que este período de la vida se caracteriza por la desobediencia y el enfrentamiento a la norma. Las hormonas están más despiertas que nunca y los alumnos con más ganas de llamar la atención que siempre. Y ante esto ¿qué herramientas tiene el profesor? ¿con qué recursos cuenta el profesor para motivar y, lo que es más importante, enseñar a sus alumnos?

En la sociedad del efecto visual, de los video-juegos, de internet, de las madres trabajadoras, de las abuelas explotadas, de la cultura del pelotazo (máximo beneficio con el menor esfuerzo), de la carencia de valores, de la sobreinformación, de la violencia explícita e implícita... en la sociedad actual que nos toca vivir, la escuela se convierte en algo enquilosado en el pasado que no evoluciona según las nuevas necesidades que va demandando un cada vez más informado, distraído y, lo que es peor, un cada vez más alejado alumno.

Es en este aspecto en el que surge el encontronazo principal y, quizás, más difícil de atender, entender y sobrellevar. Mientras la escuela propone el máximo esfuerzo para alcanzar el éxito, mientras la escuela propone el trabajo de lápiz y papel, mientras la escuela propone aprendizajes alejados al máximo de los efectos especiales y la velocidad en la que estamos inmersos, los alumnos proponen o demandan aprendizajes y métodos de enseñanza basados en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Los alumnos no demandan contenidos, o al menos no solo eso, sino que demandan heurísticos, estrategias para el tratamiento y la búsqueda de información. La información ya la tienen (¡están en la era de la información!) solo necesitan saber buscarla, manejarla, personalizarla, criticarla, depurarla...

No les demos peces, enseñémosles a pescar...

Un día malo lo tiene cualquiera
09 Noviembre 2005

3 de julio de 2006

Esperaré...

Llega la noche. Otra noche. Vuelvo a casa y estoy solo, aunque rodeado de gente. Lo noto. La ilusión, la tristeza y la impaciencia compiten en mi interior para salir a flote. Se afanan en salir pero no comprenden que la soledad no les deja resquicio a ninguna de ellas. Cierro los ojos, te miro, sonrío y pienso: una noche menos. Por fin duermo.

A mi morena
Enséñame a detener el tiempo
01 julio 2006

Hablando de cosas importantes

Estoy frente al espejo. Abro los ojos, me observo. Cierro los ojos, me observa. Ambos coincidimos en darnos las gracias por el respeto mutuo.

Para mí
¿Por qué no?
30 junio 2006

Te lo debía, me lo debía

Abrió los ojos y estaba en ese lugar que tanto soñó de pequeño. Juró que nunca jamás volvería a cerrarlos para no despegarse más de él. Luego sonó el despertador y tuvo que volver a la ficción. Nunca volvió a encontrarse con él y nunca dejó de cerrar los ojos en su busca.

A mi abuelo Antonio
Yo también te echo de menos
29 junio 2006