22 de julio de 2013

Un presente que supe imaginar

Como si nada levanto la vista del suelo. Vuelvo. Y todo renace.




Observo. Recuerdo. Sonrío. Suspiro. 

Mis ojos miran sin comparar, atrapando simples y hermosos destellos de esencia pura, de autenticidad de lo que es, de lo que está siendo. Si hay algo genuino, es esto. 

La vida me muestra el camino que sigo. Y mi pecho se llena de fuerza inconmensurable. Y mi garganta se cierra ahogando gritos de amor, connotando, denotando diría yo, que lo conseguido es por ti, para ti. 

Vuelvo a mirar presuroso. Tengo mi vida delante de mí: tengo mi aliento, cada latido de mi corazón, cada jugo de mis entrañas, cada mirada posada en tu recuerdo. Vivo por esto y por esto muero.

Mientras la vida me regale estas sencillas imágenes, seguirás ocupándome.

Supe imaginar mi presente.


Y es que a veces,
me descubro caminando
de la mano de la vida.
Lunes 22 de julio de 2013.

10 de julio de 2013

Y entonces tus padres recuerdan y ríen también.

Es mirar atrás y suspirar dejando salir, fluir quizás, emociones ancladas, presas en algún lugar, alimentadas de desilusión y desesperanza. Es cerrar los ojos y volver a sentir de nuevo, otra vez, lo llorado. Es mirar(te) y diseñar un anochecer con luz propia, es valorar ahora lo reído; y cantar de nuevo sí, cantar otra vez con los ojos cerrados. Es bailar la misma música con diferentes pasos. Es una sucesión de vida, de momentos. 

Hay sonidos que por sí solo iluminan ciudades enteras -me digo sin pensarlo. Hay sonidos que por sí solos derrotan fantasmagóricos sentimientos adueñados de lo que no le pertenecen -siento sin prevenirlo. Hay imágenes que vienen cuando tienen que venir y traen la llave de la felicidad de la mano, imágenes buscadas eternamente -me recuerdo aun sabiendo que era la primera vez que lo vivía.


No es encontrar tu carcajada,
 es no dejar de perseguirla nunca.
¿Cuánto te debemos todos, hija mía?
Miércoles 10 de Julio de 2013