25 de agosto de 2011

Sentimientos improvisados

Una vida no suple a otra. Una hija no sustituye a un hijo. La felicidad de un nacimiento no apaga la tristeza de una muerte. No la apaga y tampoco, siquiera, la matiza. 

La muerte duele igual antes que ahora porque es igual de innecesaria, de cruel, de desgarradora. El pasado es tan feliz y triste como antes, porque es eso, pasado, y como tal está acabado. El presente, sin embargo, sí cambia. Porque sí es verdad que parte de la ausencia de Samuel es llenada con la presencia de Paola; porque sí es verdad que cuando ríes por Paola no lloras por Samuel. 

Sin embargo, todo tiene sus tonalidades. Porque hay más, mucho más. Alegría, tristeza y mil y un sentimientos que afloran impermisivamente. Y es que todo es muy difícil de explicar. Si ya los sentimientos conocidos no saben de letras que los representen, imaginen los sentimientos desconocidos, sentidos con mayor fuerza aún, si cabe. Estos están incluso atrincherados, enfrentados, con el diccionario. Y lo más que uno llega a comprender es que no sabe qué siente. ¿Cómo explicarlo entonces? Me siento feliz, triste... y raro.

Pero bienvenida sea la rareza. Mejor confundido por este maremagnum de sentimientos que, simplemente, estar triste por la muerte de tu hijo. Mejor, claro está, no entender tus lágrimas que saber que son de exacta tristeza. 

Sabía(mos) que sería díficil (¿o es raro? ¿o quizás es extraño?) desempolvar besos de Samuel para posarlos en Paola, recuperar abrazos de Samuel para arrullar a Paola, desempaquetar caricias de Samuel para sentir a Paola...

Era eso. Es eso. Almas preparadas para sentir. ¿Qué esperaba? ¿No es acaso la mejor forma de vivir la vida?

¡Vaya lío!
 Mejor medio feliz,
que medio triste.
Jueves 25 de agosto de 2.011

22 de agosto de 2011

Dulces sueños, Paola.

Hoy los espejos no devuelven lágrimas de sola tristeza.

Las noches vuelven a guardar vida y los llantos esconden mil y un matices.

Me siento grande de nuevo porque soy responsable de tu sonrisa desintencionada.

Hoy, ahora, todo no se convierte en humo.

Esta mañana el sol trasmina destellos de alegría y mi vieja persiana ya no deja entrar la ausencia a casa.

Parece que hoy ya no será un día tan raro.

Estoy en un mundo diferente porque los ojos de mi mujer ya no piden permiso para brillar y yo he dejado de contar las horas para volver a soñar en mi cama.

A Katia por regalarnos
momentos inolvidables.
Muchas gracias.
Domingo 21 de agosto de 2011

8 de agosto de 2011

Ahora que todo comienza

Ahora que los besos tendrán, de nuevo, donde posarse; que las caricias recobrarán olores.

Ahora que las canciones serán acabadas; que los recuerdos no tendrán que luchar contra el olvido. 

Ahora que fotografiaremos sonrisas; que el sol vuelve a la mañana del domingo. 

Ahora que todo vuelve a comenzar...




"Ahora que todo comienza..."
(Martín Lucía)
A mi hermana Úrsula, 
A mi cuñaíta Eli.
Ahora que volvéis a ser titas...
Domingo 08 de agosto de 2011