24 de mayo de 2010

Gente Necesaria V


Recuerdo que Mercedes se acercaba tímidamente al Pino Montano en aquellas temporadas de 1ª regional que jugábamos en el campo de Los Mares. Se sentaba en los bancos de hierro (engañando a alguna amiga) para mirar cómo 20 chavales (más calientes que el queso de un san jacobo) desafiaban al frío, a la lluvia, a la falta de ganas incluso, para correr tras un balón.
Allí se sentaba ella. Siempre en el mismo banco de hierro, junto a la puerta de entrada a las instalaciones. Y allí se fijaba sobre todo en Pedro Valverde. Al principio nos engañaba diciendo que eran sus ojos lo que le atraían de él. Hoy no podrías engañarnos, Merchi... que todos nos conocemos... En esa época aún era Mercedes. Estaría ella rondando los 22 ó 23 años a lo sumo. Aún en un papel secundario.
No sé cómo lo hiciste. No sé si tenías un plan trazado. No sé si todo fue culpa del azar, del destino o de que, a veces, no puede evitarse que las buenas personas acaben conociendo a gente genuina, pero con el paso del tiempo ese papel secundario fue cediendo irremediable paso a tu papel protagonista. Supongo que ir siempre con la verdad por delante, con el corazón en la mano, con tu pecho por bandera facilitó que un grupo de adultos adolescentes deseando de ser queridos te abriera los brazos definitivamente.
Los años fueron pasando. Futbolísticamente celebramos alguna que otra permanencia (unas más agónicas que otras) y humanamente empezamos a crear lazos sinceros. Era sencillo. Dar y tomar. Tomar y dar. Querer. Dejarse querer. Aprender. VIvir. Solo vivir. Simplemente vivir.
Me ofreciste un homenaje sentido el otro día. Sé que he sido importante para ti en ciertos momentos. Que he podido ayudarte a elegir caminos, a tomar decisiones, a ver la vida desde un botón del pause. Y si eso es importante para ti, imagínate para mí. Actos como el del otro día hacen que todo lo que uno pueda haber hecho por este peculiar club tome sentido. Hace que situaciones como la simpleza de que mi propio padre no quiera venir a verme por evitar historias con domingueros estreñidos que dedican la mañana del domingo a criticar infelizmente a 16 chavales (de los que quizás tendrían mucho que aprender), puedan ser dejadas de lado y me brote una genuina sonrisa incontrolable. Y eso, ya sabes, te lo debo, en mucha parte, a ti.
Merceditas, que ya sabes que te quiero mucho y que gracias por hacer que el Pino Montano sea menos Pino Montano y más PinoLoco...
Besos.
Las guantás... 
mejor sin manos
Domingo 23 de mayo de 2010

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