4 de febrero de 2009

Cuestión de prioridades

Uno no elige nacer, pero nace. Tampoco elige la familia, pero tiene que aguantarse con la que le toca y esto puede llegar a ser cruel, injusto, muy cruel, muy injusto.

En pocos años he presenciado multitud de potencialidades tiradas a la basura, muchos proyectos que acaban en la más absoluta mediocridad, demasiados bocetos que nunca se plasmarían en realidades tangibles. Falta de sensatez, de cordura, de madurez, de amor... ¿quién sabe?.

Cualquier colegio, incluso los concertados y privados (¡buen tema!), está lleno de víctimas. Colegiales y colegialas que deambulan perdidos, niños y niñas que son aparcados cual automóvil de 9 a 14h (si es más con las extraescolares, mejor), consecuencias de familias sin ideas claras (¿pero tienen ideas?), sin estructura, sin sentido común, como barcos a la deriva en medio de un temporal.

Y te partes la cara, y lo intentas, y buscas estrategias, y repasas apuntes, y consultas libros de la carrera, y metes barbaridades en la barra de San Google o buscas asilo (¿o consuelo?) en compañeros más expertos a ver si ellos tienen la pócima mágica. Y funciona, o eso parece, y te sientes bien, y te vienes arriba, y te motivas, e incluso te crees buen maestro... hasta que llega ese día, esa puñalá trapera por la espalda, ese momento en el que dices en clase:

- A ver, sacamos los colores.
- Maestro, es que yo no tengo.
- ¿Y por qué no te compras ya unos de una vez?
- Es que mi madre dice que no tenemos dinero.

Pero sí para la PSP, la Play 2 o la Wii... no sea que mi niño crezca con un trauma.

Y la solución es que
el cole empiece
el 7 de septiembre.
¡Tiene cojones!
Miércoles, 4 de febrero de 2009

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