5 de mayo de 2008

El árbol de los deseos cumplidos si los deseas con todas tus fuerzas

CAPÍTULO 4. EL HOMBRE QUE DESHIZO EL CAMINO AL DESANDAR.

Pero el camino mandaba sobre él. Pasaba bajo sus pies, como una cinta andadora pasa bajos los pies del atleta de ciudad. Miró a un lado y a otro, miró sus pies, sus piernas, el suelo, su árbol de los deseos cumplidos. No halló explicación convincente.

Cerca de él, cerca del árbol, no había nadie. Nunca. Por eso le gustaba tanto aquel lugar. Aquí, paz y silencio, si este último existiera, eran sinónimos. Miró al árbol buscando explicación en forma de hojas caídas, como otras veces, pero no halló nada. Intentó parar el tiempo, intentó detener el camino volviendo a desear lo no poseído, pero ya era tarde. La inseguridad le sacudía el cuerpo. ¿Qué había hecho?. Era llevado irremediablemente hacia su muerte. Muerte destino del paseo por lo hasta ahora vivido. Empezaba a sentirla como se siente lo nunca antes sentido. Se echó a llorar. Sintió soledad y miedo, mucho miedo. Tenía frío.

La imagen del día que cambió su vida ocupó todo su pensar. Aquella del día en el que un desconocido le ofrecía el árbol de los deseos cumplidos cuando los deseas con todas tus fuerzas. Recordó las palabras exactas de aquel viejo retumbando dentro de sus cabeza: “¡Solo hay una regla: un deseo tras otro, uno tras otro, uno tras otro!”. Palabras que se hicieron grandes tomando el valor que solo las palabras pueden tomar. ¿Cómo desear nacer cuando estas muerto?

"Si volviera a nacer
si empezara de nuevo"
Amaral.
05 de mayo de 200
8.

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