14 de agosto de 2020

Paola 9.

Nueve años cumples ya, rubia mía.

El otro día, cuando fuimos al supermercado juntos, mientras pasábamos la compra por la caja, la cajera del supermercado te miró, me miró después, y dijo: “¡qué linda es!”

Me quedé pensativo, una milésima de segundo, y henchido de amor, también. Y de orgullo. Y pleno. Y pensé después, mientras conducía hacia casa, que sí. Que tienes esa capacidad de hacer tangible lo intangible. Que tu lindeza se ve. La trabajadora no se refería solo a tu carita linda (más bien a tus ojos, lo único que huyen de la mascarilla), eran tus preguntas, tu forma de hablarme, de escucharme y atenderme, tu manera de hacer. A esa lindeza se refería. Una lindeza palpable. Aquella mujer tuvo la necesidad de decírmelo. 
Sigue así, hija mía. Deja que la gente vea tu lindeza. Deja que los que te amamos y rodeamos disfrutemos de ti, seamos mejores cuando estamos contigo. 

Felicidades, Paola. Que te quiero yo a ti un millón...

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