24 de junio de 2016

6 añitos y ninguna vela

Un chiquillo aguarda frente a la pista de coches locos.  Su mano, apretada y sudorosa, como un novio en su primera cita, sujeta una ficha, como quien sujeta la vida en ese momento. No hay nada más a su alrededor. Solo él, su ficha y un deseo aun, incluso, por desear.
"Dispuesto a contar estrellas" . Así esperaba, también, José Mercé a su "Niña del verde suspiro"... ¡Qué bello es esperar cuando no hay sensacion de espera! "Te espero donde tú sabes", convenía además a esa joven pero experta, amante aunque, acaso, inocente.

No hay nada más en ese momento. Quizás el mundo esté lleno de actores y actrices secundarios merodeando con el decorado de la vida de un niño portador de ilusiones, de la vida de un primer novio, de fondo. Hay un chiquillo y una ficha. Hay un amante que apenas puede retener el amor esperando poder entregarlo en plenitud. Todo lo demás, alrededor, gira en torno a un bello final esperado.

Y me gusta. Y me parece bien. Yo mismo, un día fui ese niño, fui (y confieso que aún llevo dentro) un novio inseguro y entregado en su primera cita.

Pero, ¿cómo espero un 25 de junio? ¿Cómo se espera cuando se sabe de la eternidad y el infinito? ¿Cuántas estrellas podría yo contar antes de abandonar, rendido, con la desesperanza brotando de ese lugar en el que dicen que debieran nacer mis ojos (y mi corazón quizás)?

¿¡Cuántas!?
25 de junio. 6 añitos. 0 velas. 
Mi enano.

"... ¿A quién le importa
las cosas que yo te digo
ni dónde llegan mis besos
ni lo que tu haces conmigo?"
Niña del verde suspiro (José Mercé)
Sábado 25 de junio de 2016.

No hay comentarios: