10 de julio de 2013

Y entonces tus padres recuerdan y ríen también.

Es mirar atrás y suspirar dejando salir, fluir quizás, emociones ancladas, presas en algún lugar, alimentadas de desilusión y desesperanza. Es cerrar los ojos y volver a sentir de nuevo, otra vez, lo llorado. Es mirar(te) y diseñar un anochecer con luz propia, es valorar ahora lo reído; y cantar de nuevo sí, cantar otra vez con los ojos cerrados. Es bailar la misma música con diferentes pasos. Es una sucesión de vida, de momentos. 

Hay sonidos que por sí solo iluminan ciudades enteras -me digo sin pensarlo. Hay sonidos que por sí solos derrotan fantasmagóricos sentimientos adueñados de lo que no le pertenecen -siento sin prevenirlo. Hay imágenes que vienen cuando tienen que venir y traen la llave de la felicidad de la mano, imágenes buscadas eternamente -me recuerdo aun sabiendo que era la primera vez que lo vivía.


No es encontrar tu carcajada,
 es no dejar de perseguirla nunca.
¿Cuánto te debemos todos, hija mía?
Miércoles 10 de Julio de 2013 

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