22 de agosto de 2011

Dulces sueños, Paola.

Hoy los espejos no devuelven lágrimas de sola tristeza.

Las noches vuelven a guardar vida y los llantos esconden mil y un matices.

Me siento grande de nuevo porque soy responsable de tu sonrisa desintencionada.

Hoy, ahora, todo no se convierte en humo.

Esta mañana el sol trasmina destellos de alegría y mi vieja persiana ya no deja entrar la ausencia a casa.

Parece que hoy ya no será un día tan raro.

Estoy en un mundo diferente porque los ojos de mi mujer ya no piden permiso para brillar y yo he dejado de contar las horas para volver a soñar en mi cama.

A Katia por regalarnos
momentos inolvidables.
Muchas gracias.
Domingo 21 de agosto de 2011

No hay comentarios: