11 de abril de 2011

Entre dos... mundos.

Es difícil vivir en presente. Muy complicado. La vida vivida y la vida por vivir hace muy complicado pensar en la vida que vivo, que vivimos mi mujer y yo. Porque la vida que vivimos se sitúa entre dos mundos: uno que se fue y otro que vendrá. Dos mundos imaginarios, porque no existen. Ni uno, ni otro. Existieron y existirán, pero no existen.

De uno tenemos imágenes, olores, vida vivida, sensaciones, sonidos, sonrisas y lágrimas, llanto, dolor, alegría, pena. Tenemos recuerdos.

Del otro no tenemos nada; solo, vida por vivir.

Pero ambos marcan nuestro presente. Ambos nos modelan y moldean. Ambos decoran nuestro aquí y ahora. 

Luchamos por no vivir lo que fuimos, por no vivir lo que seremos. Luchamos por vivir lo que somos. Y no dejar pasar. Entendemos que lo más importante del camino no es la salida ni la llegada. Es el camino en sí, más aún cuando el camino es de un solo sentido y sin paradas. Pero es muy difícil, dificilísmo, porque cuesta mucho esfuerzo quedarse en la tristeza cuando se escuchan cantos de sirenas felices a todas horas. El pasado nos llama a voces. El futuro se presenta sin avisar, casi sin dar opciones. ¿Cómo quedarse en el vacío de un presente sin vida? ¿Cómo elegir la hiel, entre mieles y azúcares? Tuvimos un pasado feliz y esperamos un futuro pleno. ¿Cómo pedirle a tu corazón que se quede en la oquedad del instante que vive?

Por eso necesitamos de todos. De toda nuestra gente. Porque necesitamos mucho presente a nuestro alrededor. Muchas historias cotidianas. Muchas cosas con poca importancia, que nos devuelvan a la vida y que no nos permitan deambular por mundos huérfanos. Una comida familiar para hablar de cosas menos importantes, un cafelito con nuestra gente necesaria, un sábado con los amigos de siempre. Es solo llenar el presente, aunque sea un poquito. 

Claro que sí. Claro que hay licencia para recordar. Claro que hay licencia para imaginar. Pero sabiendo que recordamos y que imaginamos.

Estad tranquilos. Lo llevamos bien, porque somos los más afortunados del mundo. Nos lleváis en volandas, dejándonos el espacio que necesitamos. Sabemos lo duro que es esto para todos vosotros, también. Imaginamos lo difícil que debe ser para todos los que nos rodean; la de preguntas que debéis haceros, propiciadas seguramente por nuestra forma hermética de ser. No es nada personal, simplemente, somos así.

Pero no lo dudéis, gente. Lo estáis haciendo de puta madre. Estamos todo lo bien que se puede estar en esta situación, en gran parte, gracias a todos vosotros. Padres, madres, hermanos, cuñados, familia y amigos; seguid ahí y así. Pronto volveremos a ser los de siempre. Pronto nuestra vida será menos pasado y más presente con destellos felices de imaginación. Solo es cuestión de tiempo y paciencia. Sabemos que la tenéis, por eso, quizás, abusamos de ella.

Besos a todos.
Os queremos mucho, 
os necesitamos mucho.
¿Cómo no?.
Lunes, 11 de abril de 2.011

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