22 de marzo de 2011

Paola

Llevabas veinte minutos en la pantalla. La doctora nos explicaba lo bien que iba todo. Tu madre y yo respirábamos aliviados, tranquilos. Fue entonces cuando lancé la pregunta.

- ¿Y no podrías darnos una foto del muchacho para enseñársela a las abuelas?
- ¿Muchacho? Es una muchacha.

Y en ese preciso instante entendí verdaderamente que no me importaba si eras niño o niña. Entendí que eran demasiadas las ganas de que todo fuera bien, demasiados los sentimientos en juego, demasiada la necesidad vivida, demasiada la vida por vivir, por querer vivir.

Hoy, la vida ha vuelto a demostrarme que lo importante no lo elegimos nosotros... lo elige ella misma, la vida.

Poquito a poco...
Martes de 22 marzo de 2.011

1 comentario:

Su dijo...

En ninguno de mis 2 embarazos tuve, tuvimos intención de conocer el sexo. En el primero trabajito le costó al ginecólogo mantener el secreto. Estaba en paritorio y aún no me, nos "preocupaba". Antes de saber que mis embarazos no iban a ser fáciles en lo último q pensábamos era en si le pondríamos Pepe o Pepita. En el segundo fue inevitable, la dichosa amniocentesis nos lo desveló. Para nada se nos pasaba por la cabeza pensar en ello…
Todo es respetable pero no entiendo como una madre o un padre puede llevarse un disgusto porque desea un niño y resulta que va a tener una niña o viceversa…