11 de octubre de 2010

Tú no me sueñes...

Aquel sí quiero le desgarraró el alma para siempre. Nunca la tuvo en sus brazos. Nunca, siquiera, pudo saborear sus besos. No recordaría jamás un amanecer a su vera, el olor de su vientre. Tampoco recordaría el color de sus mejillas encendidas mientras hacían el amor. ¿A qué sabría su cuerpo entre sábanas? ¿Cómo sonarían sus gemidos?

Todo era sueño. Y como sueño, no sabía, no olía. Ya solo le quedaba sentir lo que su vago recuerdo mañanero le permitía disfrutar. 


"¡Tú no me sueñes,
despiértate y vente!"
"Salmarina. Bordao, 1986"
Jueves, 11 de octubre de 2.010

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