17 de agosto de 2015

La felicidad.

La felicidad es escurridiza y azarosa. No se compromete con nadie. Lo mismo está contigo que se marcha lejos. O cerca, quizás, pero bien escondida a la vista de todos.

Porque la felicidad es una mujer. Y como a ella, le gusta dejarse cortejar poco a poco, dejarse conquistar mostrándose imaginativa e ilusionada, regalándote gotitas de esencia... dejándote siempre con ganas de más.

Sabía que volverías con nosotros algún día no muy lejano, porque estuvimos empeñados en ti. No resultó nada sencillo encontrarte, ni alcanzarte y mucho menos retenerte. Pero volviste. Te (con)vencimos.

Porque como mujer que eres, tras tus caprichosos caprichos, se impuso tu necesidad de encontrarte anidando entre corazones genuinos que, a la fuerza, aprendieron a comprenderte y conocerte, a  conocerte y comprenderte.

Nunca supe echarte de más, porque siempre supe que no me sentaría a echarte de menos.

Reflexión con vistas al mar.
Lunes 17 de agosto de 2015

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