Llega el momento. Me miras y me hablas. Te noto nerviosa. Te pueden las sensaciones que fluyen sin permiso. Pero me miras y te miro, pero me hablas y te escucho. Momento soñado.
Es mi turno. Me noto algo nervioso. Lo reconozco porque me tiembla la barbilla. Casi nunca me pongo. No estoy acostumbrado y no suelo desenvolverme bien en los nervios. Pero aguanto. Y digo lo que siento. Y siento lo que digo. Alto y claro. Para que me sientas y me escuchen. Un deseo, una esperanza, un orgullo, un motivo de alegría, una sonrisa... la tuya.
que será la mía,
todos los días de nuestra vida
y hasta que la muerte nos separe
Te beso. Me besas. Nuestra gente suelta los pañuelos para aplaudir. Un aplauso tan espontáneo como nuestro beso, como nuestro beso heterodoxo.
Llega el arroz, los abrazos, las felicitaciones, los besos. Llega Roma. Buen lugar para empezar, buen lugar para buscar tu sonrisa. ..
ni quiero vivir.
Felcidades, esposa.
17 de marzo de 2008