Ahora
es la necesidad de hacerte presente lo que me embauca, me abruma. Es el
miedo al olvido. El terror a que pasen tantos ratos sin ti que puedan
ganar la batalla, hacer frente, a tantos ratitos contigo.
Ya
aceptado el golpe, ya disminuido el pecho, ya rellenada la oquedad, el
alma busca la terapia que el consuelo del recuerdo ortodoxo y heterodoxo
ofrece. Y así, si tú me dices ven, lo dejo todo; y si yo te digo ven,
sé que vienes conmigo.
Amanece y anochece cada día como cuando aleteabas en tu cuna, con tus manos y pies desobedientes y caprichosos. Los ríos buscan el mar, u otro río acaso, como cuando bostezabas tan peculiarmente. El aire, también el aire,
mueve las hojas de los árboles como cuando necesitabas que tu madre te
calmara en sus brazos, como cuando os refugiabais mutuamente en vuestras
miradas cómplices y complacidas.
El
día cruel llegó en forma de reflejo insensible. Siempre llega. Casi más cruel que el día de tu muerte,
o que el día que quemamos tu cuerpo, casi más cruel que el segundo
primer día.
Acepté
la eternidad como castigo, que la vida te ofrece dos caras diferentes,
según mires el camino o intentes ojear su meta. Acepté el reto de luchar
para que mereciera la pena. Y lo logramos. Y ganamos la batalla desde
muy pronto, exteriorizando unos sentimientos que fueron encontrando la
salida de un alma introvertida en la cobardía de un teclado mil veces
bañado por lágrimas con mil madres. Y que aún hoy, siguen fluyendo.
"Las redes las recogí
Y avante claro mandé"
Y avante claro mandé"
Sevillana: "Mi marinera"
Disco Avante Claro
Salmarina Año 2000
Miércoles 29 de abril de 2015
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