20 de abril de 2015

Háblame de él

(Reflexiones tras leer el artículo "Lo que me gustaría que la gente entendiese sobre el hecho de perder un hijo" de Andrea Araya Moya)

Lo que más me gusta del mundo es hablar de mi Samuel. Así aprendí a encontrar el equilibrio entre el dolor desmedido y el sentimiento onmipresente de culpa impermisiva por haber sobrevivido a él, por ser un superviviente antinatural. 

En casa lo nombramos a todas horas, está presente en nuestro día a día. No, no somos masoquistas. No, no lo hacemos desde el dolor o desde el desgarro, ni tampoco desde la ilusión o desde la fantasía. Lo hacemos, simplemente, desde el cariño nostálgico, desde la sonrisa dulce, desde la ternura de unos padres que supieron robar felicidad a los momentos de tristeza.   

No, no te sientas incómodo si hablo de él en tu presencia, no hablo de pasado cuando lo nombro, no es el ayer lo que me llama ni aquella vida la que añoro. Ya he aprendido a soñar por las noches, a sonreír con tristeza en mis ojos, a llorar con alegría en mis entrañas. Hablo de él porque es mi vida. Hablo de presente cuando lo refiero. 

Ni te guardes un comentario sobre él en mi presencia. Habla de él alegremente cuando algo te recuerde su risa, su llanto, su peculiar bostezo, su forma de desperezarse.  Habla de él con cariño en tus ojos, con futuro en tu mirada, con ganas de gritar su nombre.

Habla de él cuando lo recuerdes. Habla conmigo.

Porque con su muerte quedé herido por siempre. Con su olvido moriría.


"¿Y yo sigo aquí sin saber por qué?" 
Aún no te has ido (Vanesa Martín)
Lunes (de pescaíto) 20 de abril de 2015

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