Capítulo 2. El hombre que deseaba volver a nacer como se desea un Scalextric el día de Reyes
Pero, aunque no en apariencia, era un hombre de ideas claras y de propósitos conseguidos. En su nueva aparición en escena no le gustaría recordar nada de su actual vida: ni familia, ni amigos, ni amores, ni desamores, ni pueblo, ni olores, solo su árbol de los deseos cumplidos si los deseas con todas tus fuerzas. Le gustaría empezar de nuevo en otro lugar, rodeado de los hasta ahora desconocidos, incluso con otro idioma, costumbres e inquietudes. Le gustaría tener otro aspecto, otra cara y otro cuerpo. Otros ojos también, que pudieran esconder la verdad, y otro pensamiento, menos caprichoso, alejado del inapelable deseo de lo no poseído. Pero, de momento, seguía siendo él y viviendo su vida. ¿Es que acaso la otra no sería su vida? Seguía buscando fuerzas para sentarse bajo su árbol de los deseos cumplidos. Envalentonado por esta última pregunta tomó camino a su árbol. Se abstrajo de todo y deseó, como se desea un Scalextric el día de Reyes, volver a nacer, empezar de nuevo.
Miércoles 30 de abril de 2008
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