Hoy, 17 de octubre, hace diez años del
predictor de Samuel. Era sábado, el sol en rutinario nacimiento y nosotros con un secreto al que supimos cerrar cualquier vía de escape. No era día de compartir sino de saborear en confidencia, de seguir sumando recuerdos en pareja, de ser nosotros. Así que esperamos al domingo para avisar, en riguroso orden familiar, de la buena nueva. Esperar para compartir también hizo de aquel sábado un día perfecto.
Hoy, aquella perfección sigue clavada en mí.
La felicidad que sentí, que sentimos, fue inmedible, solo comparable a la ilusión que fuimos capaces de regalar a nuestra gente.
Sábado, 17 de octubre de 2009.
Jueves, 17 de octubre de 2019.
Hace diez años que ya solo conjugo el presente simple del verbo sentir.
Jueves 17 de octubre de 2019
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