Será que el olvido intenta imponerse disfrazado de felicidad presente. Será que debo luchar cada día por volver a ti. Será que la distancia no es siempre el espacio en línea recta que separa dos cuerpos y a veces tiene más que ver con el enfriamiento de los recuerdos expuestos al imperturbable movimiento de las manecillas del reloj. Será.
Será que sigo necesitando un pellizco de tristeza, que no me gustaría alcanzar la felicidad total durante todo el tiempo. Será que la palabra siempre es tuya. Que quiero ser feliz; que lucho cada día por serlo yo y por aportar un chorrito de felicidad en la vida de los míos; que no hay nada que más me guste que ver la sonrisa de mi morena, y de mi rubia (jaque-mate) y de mi tunante, y de mi granuja: no hay dudas sobre ello. La permanencia eterna de estas sonrisas ajenas me llenaría, compensaría toda tristeza sufrida: por ellas hipoteco mi vida mil veces.
Pero yo no. Yo sigo necesitándote en primera persona. Sigo queriendo mis raritos de nostalgia. Será porque me acercan. Porque me activan. Porque me ayudan a volver a vivir feliz.
Será porque el paso del tiempo quiere alejarte de mí; porque tus hermanos crecen y vives parte de tu vida en ellos, y yo así lo veo; será porque hay días que me despierto mas lleno de ti que nunca, como si hubieses visitado mi memoria (y mis entrañas) en sueños a tu antojo.
Será que distancia y tiempo no podrán nunca con nosotros. O será que disfruto de vacaciones en familia...
... y me faltas tú.
Será.
Martes 27 de marzo de 2018
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