Duermes en mi pecho buscando proteger tu corazón sin saber que es el mío el que queda protegido. Ahí me hallo, anestesiado, intentando disfrutar ese momento de latidos acompasados. Y entonces me hago consciente de todo lo que la muerte me robó, mientras disfruto todo lo que la vida me está regalando.
Felicidades tunante mío. No pierdas nunca la virtud de hacer sonreír a quien a tu lado se encuentra.
Martes 1 de agosto de 2017
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