Es inevitable todo cada vez que la vida nos llama a gritos. Avanza el amor tan despacito, tan agarrado de la mano, tan recreándose en los aromas que perfilan cada uno de los decorados milimétricamente colocados, que la fe expulsa los miedos cobardes acaparadores de protagonismo ignominioso. Y te haces grande notando la vida en el vientre, un escudo que protege a la vez que emulsiona vida, y felicidad, y futuro, y deseo, y proyectos. Y vuelves, también, a tu rinconcito nostálgico donde nada puede hacerte daño y que solo tú puedes, por qué no, compartir.
"Empezar de nuevo,
sin destino y sin tener,
un camino cierto
que me enseñe a no perder la fe.
Escapar de este dolor
sin pensar en lo que fue
¿¡Cuánto aguanta un corazón
sin el latido de creer!?"
Canción: Arenas de Soledad
(BSO. Habana Blues)
Domingo 27 de julio de 2.014
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