Las olas marcaban un caprichoso vaivén entre tus pies. Era tu primera vez. Mirabas curiosa, expectante, con la tranquilidad de quien tiene toda la vida para disfrutar, toda la vida por vivir, por sentir.
Tu madre y yo nos miramos. Disfrutábamos de tu presencia echando de menos el correteo torpe de tu hermano frente a las olas. Sabemos que seguirán llegando esos momentos, sabemos que llegarán sin permiso, que nos será inevitable pensar cómo sería vivirlo todo, todos juntos. Sentimos que son momentos tan duros como necesarios. Vivimos.
Los sentimientos afloraron. Nos rodeaban. No cabían en nosotros. Era un momento inmensamente feliz e inmensamente triste. Era un momento lleno de pasado y de futuro. Era un momento de sonrisas y lágrimas en proporciones descomunales. Era un momento lleno de vida.
Y entoces el mar, avergonzado, se hizo pequeño ante nosotros. Su inmensidad no fue suficiente. La espuma de las olas... el placentero ruido de fondo... la arena mojada... tus pies... tu sonrisa nerviosa... tu grito de alegría... nuestra vida.
A Eli y Luis, que el día de mañana
podrán decirte que estuvieron "contigo
el primer día que viste el mar".
¡Una gran frase para
un gran momento, amiga!!.
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Miércoles, 6 de junio de 2012
1 comentario:
Qué cosa...
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