23 de julio de 2011

Sobre almas preparadas para sentir.

Dentro de dos semanas, día arriba, día abajo, nacerá Paola. Dos semanas puede ser muy poco tiempo o puede ser una eternidad, depende. Para nosotros, ahora mismo, dos semanas es más tiempo del que poseemos.

No tenemos miedo, aunque la vida nos haya concedido licencia para tenerlo. Hemos llevado un embarazo normal, aunque tuviéramos permiso para la paranoia. Incluso hemos sabido disfrutarlo en bastantes momentos. 

Las supersticiones tampoco han sido, ni son, muy de nosotros... ni  nosotros de ellas. Hemos repetido, casi paso por paso, el embarazo de Samuel. En pruebas, anécdotas, vídeos, álbumes de fotos, etc. Hay cosas más importantes en las que creer, hay mil cosas más importantes que sentir.

Dos semanas y estaremos de nuevo en paritorio. Dos semanas y llegarán de nuevo las visitas y con ellas, como diría mi cuñao Rafa, los clásicos: "uy qué manos y qué pies más grandes tiene", "hay que ver lo espabilada que está"... Dos semanas para todo eso y para mucho más. Porque dentro de dos semanas viviremos muchos de nosotros una explosión de sentimientos incontrables. La alegría de Paola, la nostalgia por Samuel, la tristeza desmedida... Recuerdos vividos y recuerdos por vivir. 

Por vivir y para vivir porque yo no quiero controlarme. No quiero in-sentir. No quiero y no lo haré. Quiero llorar sin saber si lo hago por Paola o por Samuel. Quiero mirar a mi mujer a los ojos y verle de nuevo aquel brillo de antaño. Quiero abrazar a mis padres, a mis hermanos, a mis suegros, a mis cuñadas. Quiero ver llorar a mi madrina por su ahijado. Quiero recibir los mil besos metralla de los Reche y sentir a fuego el cariño de mi tío Jesús y mi tía Paqui. Quiero que mi abuela derrame lágrimas de alegría por su bisnieta y por su nieto, ese que la intentó enseñar a leer a sus 84 años. Quiero darle una alegría inmensa a mis compadres, tan necesitados de ellas. Quiero que mi co-compadre Candela se ponga su peluca de Maradona. Quiero ver sonreír a mi Eli y a mi Rocío y refugiarme en el cariño de esos brazos en los que tan a gustito me encuentro. Quiero que mi móvil quede repleto de 18 céntimos llenos de palabras bonitas. Quiero que mis Mares'98 sean un poquito más felices porque la vida sonríe por fin a su capi. Quiero todo eso y mucho más.

Quiero sentir. Porque estoy vivo. Quiero que la vida me devuelva alguna de las sonrisas inmerecidas con que le obsequio. Quiero un muchito de todo y un poquito de nada.

Tengo un corazón preparado para sentir. Un alma necesitada de vida.

Porque desde el 10 de septiembre tengo más ganas de ser feliz que nunca.

Dos semanas.
Día arriba, día abajo.
Dos semanas.
Viernes 22 de julio de 2011.

1 comentario:

Anónimo dijo...

HAY AUSENCIAS QUE CONDICIONAN NUESTRA VIDAS, PERO SON AUSENCIAS NECESARIAS PARA SABRE VALORAR AUN MAS LOS MOMENTOS QUE VIENEN. HAY COSAS QUE NO TIENEN EXPLICACION, O QUIZAS,,,,,QUE SON TAN CRUELES QUE NO DEBERUAN EXISTIR....PARO QUIZAS LAS COSAS PASAN PORQUE ATIENDEN A UN PLAN SUPERIOR AL QUE NO TENEMOS ACCESO, AL QUE NO ENTENDEMOS¡¡¡

LA VIDA VUELVE A ABRIRSE ANTE USTEDES, DANDOOS DE NUEVO LA OPORTUNIDAD DE SER FELICES, Y ES QUE LA FELICIDAD SIEMPRE APARECE CON OTRO NOMBRE, CON OTRO OLOR, CON OTRA APARIENCIA...Y ES QUE PAOLA, QUE NO ES SAMUEL, NO VIENE A OCUPAR SU ESPACIO,SU VACIO.... PERO SI A RELLENARLO... USTEDES SABEIS DE QUE HABLO. MIL BESOS Y MUCHA SUERTE.