24 de diciembre de 2010

Encuentros

Llueven gotas de alegría sobre charcos de tristeza. Poquito a poco las risas inocentes rompen el silencio de los parques, las palomas vuelven a pedir comida en la mañana del domingo y la lluvia ya no oxida los columpios.

Pero todavía es fácil confundir el motivo de nuestras lágrimas, porque todavía la traición asoma de la mano de la sonrisa.



¡Qué hija de puta eres, 
felicidad!
Viernes 24 de diciembre de 2010

1 comentario:

ML dijo...

Qué va, hermano, la hija de puta es la tristeza.