Llorar es el primer paso. Inevitable. Necesario. Conveniente.
Preguntarte por qué, es el segundo. Inevitable. Innecesario. Inconveniente. Pero humano. Pero comprensible.
Sacar fuerzas de flaqueza es el tercero. Necesario. Conveniente. Imprescindible.
Algunos dicen que el camino se hace al andar. No lo sé. Quizás ya esté hecho y nosotros vayamos descubriéndolo con cada paso, con cada etapa. Desde el primer paso hasta el último. Desde la primera etapa hasta la última. Porque todas te hacen persona. Porque en todas sientes. Porque todas acaban formando parte de ti.
La vida es sentir. Sentir es vivir. Solo los vivos sentimos. Pero sentir nos es sinónimo de felicidad. Es mucho más. Infinitamente más. La felicidad es solo un grano de arena en la montaña. Hay muchos sentimientos. Algunos tienen puesto su nombre, su etiqueta. Otros ni siquiera nadie ha sabido catalogarlos. Se sienten sin nombrarse. Se sienten en silencio.
Hace 16 días que soy padre. Han sido los 16 días más felices y llenos de mi vida, aunque a veces, mis ojos gritaran lo que mi boca intentaba cegar. Días de sentimientos nuevos y de sentimientos conocidos. Días de pellizcos en el pecho que te intentan devorar desde dentro. Días de rescoldos que vuelven a convertirse en hogueras. De muecas que acabarán cediendo a las sonrisas, entrantes de carcajadas.
El azar, quizás; la fortuna, tal vez; el capricho, puede ser; te da un golpe duro. Un revés tan inesperado como preciso, como certero. Un golpe que saca todo el aire de tu cuerpo, hueco que aprovecha el miedo para instalarse. Y es aquí donde hay que andar con cuidado. Porque el miedo entra sin necesidad de ir a buscarlo. No es tan perezoso como la valentía, que no viene si no vas en su busca.
Pero yo ya te conozco, amigo, y sé que con nosotros no podrás. Aprenderemos a vivir contigo. Estarás ahí, claro que sí, pero poco a poco te haremos pequeño. Y llegará el día en que serás pequeñito en nosotros.
Esta es mi vida. Nuestra vida. Es lo que nos ha tocado vivir y es lo que superaremos juntos. No huiremos. Miraremos de frente. Y daremos un paso, y después otro. Y avanzaremos seguros. Con pasos cortos pero firmes. Con valentía. Y ganaremos. Y será entonces cuando llegará ese día tan esperado en que todo, todo, no será inoportuno...
Pero yo ya te conozco, amigo, y sé que con nosotros no podrás. Aprenderemos a vivir contigo. Estarás ahí, claro que sí, pero poco a poco te haremos pequeño. Y llegará el día en que serás pequeñito en nosotros.
Esta es mi vida. Nuestra vida. Es lo que nos ha tocado vivir y es lo que superaremos juntos. No huiremos. Miraremos de frente. Y daremos un paso, y después otro. Y avanzaremos seguros. Con pasos cortos pero firmes. Con valentía. Y ganaremos. Y será entonces cuando llegará ese día tan esperado en que todo, todo, no será inoportuno...
Gracias a todos los que estáis,
sin necesidad de ser llamados.
Domingo 11 de julio de 2010.
1 comentario:
Animo. Ese pequeño corazón está lleno de vida. Claro que vencereis, nadie lo duda.
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