Sentarme ante el teclado siempre fue para mí una buena práctica. ¿Qué les pasa a los chavales de la ESO? ¿Hacia dónde van? o mejor dicho ¿hacia dónde quieren ir?
Es sabido por todos, más aún si trabajas rodeado de adolescentes, que este período de la vida se caracteriza por la desobediencia y el enfrentamiento a la norma. Las hormonas están más despiertas que nunca y los alumnos con más ganas de llamar la atención que siempre. Y ante esto ¿qué herramientas tiene el profesor? ¿con qué recursos cuenta el profesor para motivar y, lo que es más importante, enseñar a sus alumnos?
En la sociedad del efecto visual, de los video-juegos, de internet, de las madres trabajadoras, de las abuelas explotadas, de la cultura del pelotazo (máximo beneficio con el menor esfuerzo), de la carencia de valores, de la sobreinformación, de la violencia explícita e implícita... en la sociedad actual que nos toca vivir, la escuela se convierte en algo enquilosado en el pasado que no evoluciona según las nuevas necesidades que va demandando un cada vez más informado, distraído y, lo que es peor, un cada vez más alejado alumno.
Es en este aspecto en el que surge el encontronazo principal y, quizás, más difícil de atender, entender y sobrellevar. Mientras la escuela propone el máximo esfuerzo para alcanzar el éxito, mientras la escuela propone el trabajo de lápiz y papel, mientras la escuela propone aprendizajes alejados al máximo de los efectos especiales y la velocidad en la que estamos inmersos, los alumnos proponen o demandan aprendizajes y métodos de enseñanza basados en las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Los alumnos no demandan contenidos, o al menos no solo eso, sino que demandan heurísticos, estrategias para el tratamiento y la búsqueda de información. La información ya la tienen (¡están en la era de la información!) solo necesitan saber buscarla, manejarla, personalizarla, criticarla, depurarla...
No les demos peces, enseñémosles a pescar...
Es sabido por todos, más aún si trabajas rodeado de adolescentes, que este período de la vida se caracteriza por la desobediencia y el enfrentamiento a la norma. Las hormonas están más despiertas que nunca y los alumnos con más ganas de llamar la atención que siempre. Y ante esto ¿qué herramientas tiene el profesor? ¿con qué recursos cuenta el profesor para motivar y, lo que es más importante, enseñar a sus alumnos?
En la sociedad del efecto visual, de los video-juegos, de internet, de las madres trabajadoras, de las abuelas explotadas, de la cultura del pelotazo (máximo beneficio con el menor esfuerzo), de la carencia de valores, de la sobreinformación, de la violencia explícita e implícita... en la sociedad actual que nos toca vivir, la escuela se convierte en algo enquilosado en el pasado que no evoluciona según las nuevas necesidades que va demandando un cada vez más informado, distraído y, lo que es peor, un cada vez más alejado alumno.
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No les demos peces, enseñémosles a pescar...
Un día malo lo tiene cualquiera
09 Noviembre 2005
2 comentarios:
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