8 de octubre de 2010

Quizás por eso escribo

Los aromas, los colores, los sonidos, las texturas... todo era excepcionalmente aburrido. Todo. Las conversaciones, llenas de palabras vacías, no servían más que para liberar la mente de sus ataduras entre ratitos y ratitos de gloria.

Dice, quien nos visitaba, que el sol salía cada mañana y se recogía cada noche. Dice, quien nos visitaba, que los pájaros seguían cantando en la calle, que las nubes seguían formando figuras en las mentes más púberas, que las sombras seguían atadas a los pies de los caminantes.

Yo digo que unos padres, aún vírgenes, avanzaban hacia la incertidumbre del final de la escalera. Miedo aterrador, tristeza omnipresente, impotencia inevitable, esperanzada ilusión, desesperanza momentánea, soledad acompañada, felicidad aparente, ORGULLO.

¿Qué nos tiene la vida preparada a cada uno de nosotros?

Cierro mis ojos. Escribo. Respiro. Te tengo.


Quizás por eso escribo.
Quizás por eso te cuento esto.
Viernes 08 de octubre de 2010

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Debes escribir mas a menudo...

Maestro Lolo dijo...

¿TE conozco?

Anónimo dijo...

Acabo de terminar de trabajar,y antes de apagar el ordenador he decidido entrar por primera vez en tu blog.Ya sabía que eras grande, pero ahora,después de leerte,te has convertido en mi ídolo.De mayor quiero ser como tú.
Tu primo favorito.